Manic Saturday night

Reducción al absurdo.

Pez espada

Diminutos granos de arena de playa, agua salada, el olor de la espuma, un buzón inventado, cartas sin mandar, emails para olvidar, un reloj de cuco, hoy, verdades a media jornada, mentiras piadosas, 363 flores de papel, cine nostalgia, ficción entre cuatro paredes, la cara oculta de la luna, izquierda, contraseña y la cuenta atrás, un banco, infidelidades a 4 cm, lectura de sobremesa, noticias trimestrales…


Ese punto de aflicción o desgarro que precisa toda historia de amor.


Y otros 365 días que se acumulan en la balanza de la estupidez.

Casi placentero

Me enferma la placida manera que tienen de morirse los recuerdos, al compás del cocodrilo que se trago el tiempo. La historia de su vida podía resumirse en viajes de ida sin fecha de vuelta. Nadie la esperaba, nadie la reclamaba y ella olvidaba. En qué momento el egoísmo cruza la frontera de la indiferencia y va a parar al dolor más leve, al dolor que queda en el pasado. Vivimos robando todo lo que tenemos. Abrazos, besos, sonrisas, apoyo… Vivimos robando horas, minutos y segundos. Porque al final todo se reducía a eso, momentos robados al tiempo.