sábado, 13 de marzo de 2010

Casi placentero


Me enferma la placida manera que tienen de morirse los recuerdos, al compás del cocodrilo que se trago el tiempo. La historia de su vida podía resumirse en viajes de ida sin fecha de vuelta. Nadie la esperaba, nadie la reclamaba y ella olvidaba. En qué momento el egoísmo cruza la frontera de la indiferencia y va a parar al dolor más leve, al dolor que queda en el pasado. Vivimos robando todo lo que tenemos. Abrazos, besos, sonrisas, apoyo… Vivimos robando horas, minutos y segundos. Porque al final todo se reducía a eso, momentos robados al tiempo.