Nos quedamos sin ases en la manga, sin palomas ni chisteras, urdiendo tramas de ocho dobles con la facilidad que caían las faldas a tus pies.
Seísmos para derrumbar mentiras y tsunamis de gritos que acaban por arrasar con nuestras ropas.
Y quizás acabemos por volver a bajar la guardia y nos volvamos a hundir en la mediocridad de querernos simplemente.
Y quizás acabemos por volver a bajar la guardia y nos volvamos a hundir en la mediocridad de querernos simplemente.
