lunes, 21 de diciembre de 2009



Sentía que había llegado tarde a todos los sitios, que lo vivido venia con retrasos dignos de cualquier compañía aérea, que el destino le debía algo de tiempo. Entonces comprendió que no quedaban Romeos, ni promesas de amores eternos, y se pasó toda la vida de Paris en Paris.


Empezó a fijarse en los detalles y acumular cientos de experiencias; porque, por cada tren que perdía, cogía un taxi, una bicicleta o echaba a correr. Empezó a dejarse amar y coleccionó mas hechos que palabras. Aprendió que ella no era ninguna Julieta y que no quería ningun "para siempre". Quería fechas de caducidad, finales de parada y descarrilamientos imprevistos. Quería descubrir por ella misma, que la realidad más bella es la subjetiva y la belleza más objetiva es esa realidad.




Y al final se dio cuenta de que era feliz en su mayor desgracia.

domingo, 25 de octubre de 2009

Libros, cohetes y poesías.

Probablemente serian las seis, aunque podrían ser las ocho perfectamente. Condicionada por un estado altruista, irrelevante y poco duradero, consideró la posibilidad de saltar. El vértigo lo cambia todo, y nada, según con la objetividad que lo mires. Era como un resbalón de medianoche lluviosa, inesperado para la estabilidad, pero muy familiar para los sentidos.

Tenía la introducción, pero en el medio solo había palabras, escusas y rituales de supervivencia desgastados. No tenia justificaciones, ni finales heroicos. Pensó que el vértigo también podría sentirse al subir. Podía saltar, pero no tenia porque caer. Podía fantasear con su infancia más remota y recordar sus aventuras de bombona de oxígeno. Saturno, Plutón… incluso algunos más lejanos, tan lejanos que el tan solo pensarlos le hicieran envejecer.
Como el tic tac del cocodrilo que nos acecha… tarde o temprano todos tendremos que saltar.

Sonó la cafetera, se bajó de la silla y decidió dejar los versos para después.

domingo, 30 de agosto de 2009


Caminaba deprisa pero sin perder- ni durante un instante- la coordinación entre sus caderas y sus pies. Zapatos que hubieran dado vértigo hasta a Goliat y medias transparentes para que no se notaran las carreras. La diferencia entre su ropa de calle y la ropa que nadie debería de ver antes de la medianoche, era insignificante. El carmín ya era parte de sus labios y sus ojos se confundían con un océano de perturbaciones sexuales.


Como si de la protagonista de una historia de Mempo Giardinelli se tratase, ella era puro erotismo, simplemente eso.

lunes, 4 de mayo de 2009

Un domingo sin sol

Si, ya era primavera. Eran las 20:45 y todavía podían verse los rayos de sol a la altura más baja de los edificios.

Prefería los atardeceres. La luz todavía invadía su habitación, pero sin cegarla a través de las rendijas de su ventana. Estaba enredada entre la humedad de sus sabanas y el recuerdo de la última noche. Le gustaba dibujar en el aire los rostros de sus próximos amantes. La imaginación era su exceso y carecía de capacidad para resolver sus propios problemas.

La felicidad empezaba a cansarle. Era una rutina que no comprendía, cientos de sensaciones positivas, compañía constante y buenas noticias. Sabía perfectamente que pronto se convertirían en nada, simplemente eso, nada… Ni bueno ni malo, ni positivo ni negativo, simplemente nada.

Porque cualquier sensación es necesaria. Lo malo, lo insoportable era aquel vacio, aquella sensación de falta, aquella levedad, como diría Milán Kundera.
¿Insatisfacción crónica? Todos sus días eran domingo, sí, pero eran domingos sin sol...

viernes, 17 de abril de 2009

Ella


La comparaban con una dama de suburbios o una mujer de ligas inmersa en calles de terciopelo. No encajaba ni aquí, ni allí. Claro que no, ella no se conformaba con un lugar en concreto, un pensamiento firme o un amante duradero.
Era de esa clase de personas, esas que prefieren correr el riesgo de no atar el cordón de su zapato por si se pierden el misterio tras esa muchedumbre de inquietantes curiosos.


…y toda la dulzura que faltaba en su vida, se la echaba en el café.

jueves, 16 de abril de 2009


Era un “diga” mojado por la excitación.










Tu voz al otro lado del teléfono, un sinfín de tentaciones.

domingo, 12 de abril de 2009

Dime ¿Qué haces aquí?

Estás tan bonita, te invito a un café. La tarde es nuestra, desnúdame…




Es curioso, tanto tiempo frecuentando los mismos recuerdos y solo nos hemos cruzado esta vez…

miércoles, 25 de marzo de 2009

Fuera...


La felicidad en tu ombligo…









y el tiempo entre tus piernas.

martes, 24 de marzo de 2009

Hagamos una excepción.


Una, dos, tres, cuarenta, ciento veintitrés…












Forcejeando entre las sabanas me di cuenta de que lo único que deseaba, era caer de continuo en tus excepciones.

lunes, 23 de marzo de 2009

Demasiado tarde

“Demasiado tarde, siempre, porque aunque hiciéramos tantas veces el amor la felicidad tenía que ser otra casa, algo quizá más triste que esta paz y este placer, un aire como de unicornio o isla, una caída interminable en la inmovilidad.” (Julio Cortázar)


¿Y si te digo que yo no busco la felicidad?

sábado, 21 de marzo de 2009

Desnudando tu primavera


Dentro…


Como si de nada se tratase. De nada y de todo a la vez.
Descubriendo cada palabra, cada gesto, cada lamento, cada sonrisa o cada llanto. Cada duda, cada idea, cada misterio. Tus notas a pie de página.

Y ya habrá tiempo de deshacer la cama.